¿Te has sentido frustrado/a alguna vez al encontrarte con ofertas de trabajo precarias que no cumplen tus expectativas? Ya somos dos. Cada vez hay más gente lidiando con esa situación en la que te prometen un trabajo estable y al final te encuentras con condiciones laborales que dan ganas de llorar. ¿Pero sabes qué? Esa misma frustración es la que ha empujado a un montón de personas a buscar alternativas y convertirse en emprendedores.
A lo largo de estos últimos años de mi carrera laboral, me he convertido en emprendedora, buscando construir mi propio camino y encontrar soluciones a las injusticias laborales que yo misma he experimentado en mis propias carnes. Sin embargo, aunque ya no esté buscando empleo para trabajar por cuenta ajena, no puedo evitar sentir una punzada de molestia cada vez que me encuentro con ofertas de trabajo precarias. Y te preguntarás, ¿por qué? La respuesta es simple: creo firmemente que para cambiar esta situación, para crear un futuro mejor en el que no desearía que mi hija se encontrara, necesitamos que todos pongamos nuestro granito de arena. Nosotros también, como ciudadanos, tenemos el poder de exigir cambios y promover una cultura empresarial más justa.
Y por ese motivo, en este artículo, expongo una de esas injusticias laborales que nos ponen los pelos de punta. Mi intención exponiendo a estos empresarios abusivos que no les importa pisotear los derechos laborales o actuar de forma ilegal es clara y directa.
Quiero que se les caiga la cara de vergüenza. Quiero que se den cuenta del impacto negativo que tienen en la vida de las personas y en el panorama laboral en general. Quiero que reflexionen sobre sus prácticas y se comprometan a hacer cambios significativos. Porque, al final del día, no se trata solo de mí, ni de ti, ni de aquellos que decidimos emprender. Se trata de todos nosotros. Se trata de construir una sociedad en la que las injusticias laborales sean cosa del pasado y en la que las personas sean valoradas y respetadas. Juntos, podemos hacer la diferencia y construir un futuro en el que nuestras hijas y las generaciones venideras no tengan que enfrentarse a estas ofertas precarias que nos indignan.
Pero hay algo más que deseo profundamente: quiero que cambie el chip en nuestra sociedad con respecto a la cultura laboral que tenemos. Con este podcast, quiero desafiar esa creencia arraigada de que aguantar y aceptar las injusticias laborales es algo normal. No deberíamos tener que conformarnos con condiciones precarias, sueldos injustos o falta de oportunidades de crecimiento. Merecemos más. Nuestra valía como seres humanos no se mide por cuánto estamos dispuestos a soportar, sino por nuestro derecho a un trato justo y digno en el ámbito laboral.
Es hora de desafiar las normas establecidas y alzar la voz, unirnos y demandar un cambio. No podemos permitir que la complacencia y el conformismo sigan reinando. Todos, como individuos y como sociedad, tenemos la responsabilidad de poner fin a estas injusticias y construir un entorno laboral equitativo.
Recordemos que el cambio comienza con nosotros mismos. Al rechazar las ofertas precarias y alzar la voz en contra de las prácticas abusivas, enviamos un mensaje claro: no estamos dispuestos a aceptar menos de lo que merecemos. Al hacerlo, inspiramos a otros a seguir nuestro ejemplo y a unirse a la lucha por una transformación real.
Así que, rechacemos la idea de que aguantar estas injusticias es lo normal y trabajemos juntos para construir un futuro en el que el respeto, la justicia y las oportunidades sean los cimientos de nuestra sociedad laboral. Si te quieres sentir parte de este movimiento, te invito a que compartas este artículo y el episodio A JORNADA COMPLETA #3: SE BUSCA JUNIOR MANAGER