Cuando quise empezar a emprender no sabía bien en qué, no lo tenía claro. Lo único que sí sabía era que quería trabajar desde casa o desde cualquier sitio con conexión wifi, tomar mis propias decisiones, marcar mi propio horario y, en un futuro no muy lejano, conciliar la vida familiar con la laboral si ampliaba la familia.
Empecé haciendo un montón de cursos y diversas formaciones que te prometían ese estilo de vida, aunque en este artículo no quiero entrar en si son estafas o no, de ese tema ya te hablo un poco más aquí junto con otros emprendedores. A lo que me quiero referir es a que muchos de esos conocimientos que adquiría para después ofrecerlos como servicios, no me gustaba ejecutarlos. Y después me sentía frustrada por haberme gastado dinero en formaciones que no iba a sacarle realmente provecho.
Pero siempre hay que ver el lado positivo de las cosas, de todo se aprende.
Me di cuenta que cuando decides emprender, antes de empezar a formarte en aquello a lo que crees que te vas a dedicar es necesario auto-conocerse. Mucha gente piensa que el autoconocimiento es algo espiritual o místico y que solo sirve para el bienestar psicológico o gestionar nuestras emociones pero, en cuanto a emprender se refiere, va mucho más allá y cada vez lo veo más útil y necesario. De hecho, ojalá alguien me hubiese contado que es fundamental para iniciar un proyecto profesional.
Conocerte bien a ti mismo no solo te permitirá detectar tus habilidades y fortalezas para monetizarlas sino también te permitirá trabajar en la personalidad de tu marca, en el tipo de cliente al que te quieres enfocar y el tipo o modelo de negocio que encaja con tu forma de ser y tus valores.
Auto-conocerse no es tarea fácil, requiere de tiempo y fuerza de voluntad. Si quieres emprender y no morir en el intento te recomiendo que empieces por el principio. Durante este recorrido de mi camino emprendedor, he ido dando con una serie de preguntas que quizá a ti también te pueden ayudar a orientarte si es tu primera toma de contacto con el autoconocimiento:
- Si no pudiese fallar nada y el dinero no fuese un problema, ¿qué es lo que intentarías?
- Si no te importara lo que la gente pensara, ¿qué harías?
- Si tuvieses la libertad que tanto deseas, ¿qué harías?
- Si tuvieses la certeza de que va a funcionar, ¿qué harías?
- Si no estuvieses preocupado/a por el futuro, ¿qué harías?
- ¿En quién te inspiras y por qué te inspira esa gente?
- ¿Sobre qué te gusta informarte? ¿Qué sueles leer? ¿Qué te gusta aprender?
- ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué te motiva a levantarte por las mañanas?
- ¿Qué problema te gustaría solucionar?
- ¿Cuál te gustaría que fuese tu legado e impacto en esta sociedad?
Es probable que no sepas en este mismo instante qué contestar a muchas de estas preguntas. Quizá se te pasan mil ideas por la cabeza pero te aconsejo que no te agobies, sigue trabajando en ello y si no tienes hoy la respuesta estoy segura de que la tendrás en otro momento.
Quizá no seas consciente todavía pero tus familiares o amistades más cercanas también pueden ayudarte. Analiza tus últimas semanas/meses y piensa en qué conversaciones tienes con ellos. También puedes preguntarles en qué creen ellos que eres bueno/a.
Recuerda que todo empieza en tu mente con una idea que vas transformando en un sueño. Emprender debe permitirnos vivir de nuestra pasión y con un proyecto alineado con nuestros valores. Por eso te recomiendo que descubras a través del autoconocimiento cual es tu verdadero potencial y la capacidad de hacerlo realidad.